Se caracterizan por la aparición de conductas inadaptadas, las cuales se desvían de lo que se considera socialmente normal.
Existen distintos tipos:
Las perturbadoras, aquellas que distorsionan el entorno y afectan al funcionamiento social y académico (rabietas, agresividad, mentiras, romper cosas, etc.).
Las inexistentes, las cuales el niño debería realizar y que bien no las hace o bien las realiza en un grado demasiado bajo (un niño de siete años que no se viste solo) y
Las inadecuadas, en donde las conductas no se realizan en el lugar ni en el momento
adecuado (comer fuera del horario, levantarse mientras realiza un ejercicio en clase, correr por la clase, etc.).
Todas estas conductas, las presentan todos los niños cuando se encuentran aprendiendo límites, pero cuando estas conductas
se presentan de manera frecuente y recurrente o en edades que no son las apropiadas, puede convertirse en un gran problema.
Se requiere realizar una buena evaluación para identificar
las causas que desencadenan dichas conductas, para así enfocar la intervención, que tendrá los siguientes apartados:
Técnicas de modificación de conducta.
Economía de fichas.
Refuerzos positivos, intermitentes.
Moldeamiento.
Imitación o modelamiento.
Encadenamiento.
Extinción y tiempo fuera.
Sobrecorrección y coste de respuesta.
Tras el tratamiento, se valorará de nuevo el trastorno del sueño para ver la mejoría.